Quivicán, julio 15 de 1960

Srta. Lucía González

La Lisa

Mi querida Lucía:

Ruego a Dios estés bien y gozosa, yo gracias a Dios estoy bien.

Pues mi amor, por lo que me dijo Alberto, sé que hace unos días que están en La Lisa. De seguro que estás esperando ésta desde hace días, sin saber por qué se ha demorado tanto. Pienso que si esto fuera un tiempo atrás ya estarías brava y pensando que yo no te quiero. Y ahora, porque me demoré ¿qué piensas? ¿Estás bravita? ¡Quisiera verte!

El martes fui a La Habana y pensaba si podría verte, o al menos ver a algún obrero con quién escribirte, pero no vi a nadie. Me compré un par de zapatos. Son los mismos que yo hubiera querido usar para la boda, porque son buenos, aunque me costaron poco. Pienso que cuando nos casemos ya Dios me habrá proporcionado otro par. Quizás sean mexicanos los que marquen el paso al compás de la marcha nupcial.

Cuéntame lo que sepas cerca del viaje; cuándo salen, qué tiempo tardarán allá, para qué mes aproximadamente regresarán, si estás contento de ir, etc.

Mamá estaba de lo más preocupada porque creía que yo me iba para México. Ella estuvo ayer aquí para verme. Yo también fui a Mazorra y vi a papá ayer. Él está muy mejorado; le están aplicando unas corrientes eléctricas que parece le están asentando bien.

Dentro de un rato nos vamos para Batabanó. Me puedes escribir allá, si no te demoras tanto como yo en hacerlo. Piensa que dentro de poco tiempo son los cultos de espera y de seguro podremos hablar antes o después de los mismos. Procura no olvidar lo que debes decirme; ve anotando en una libretica para que no haya olvido.

Lucía, estoy pensando que tal vez Dios ha permitido que la boda se tarde un poco más para darle oportunidad a tu familia de reconciliarse con la iglesia y poder asistir a la boda. Sería eso una gran bendición.

Mándame a decir a qué otro lugar te puedo escribir. Dale recuerdos a todos los hermanos, y tú recibe el testimonio del gran amor que para ti hay y en mi corazón. Tu novio,

P. Ev. Ventura Luis